Según los arqueólogos, el esqueleto de una mujer que vivió hace 1.600 años y fue descubierto cerca de la antigua Teotihuacan de México, mostró evidencia de deformación intencional del cráneo y dientes adornados con piedras minerales. Se estimó que la mujer tenía entre 35 y 40 años en el momento de su muerte.
Un esqueleto de una mujer de 1.600 años de antigüedad ha sido desenterrado por arqueólogos en México. La mujer tenía el cráneo alargado intencionalmente y los dientes incrustados con minerales, lo que indica que pertenecía a la clase alta de su sociedad.
Aunque los arqueólogos frecuentemente encuentran restos deformados, el esqueleto recién descubierto se considera uno de los más “extremos” jamás documentados.
Según un informe de AFP, el equipo afirmó que el cráneo de la mujer había sido alargado de una manera extremadamente comprimida, que es una técnica comúnmente utilizada en la parte sur de Mesoamérica, en lugar de la región central donde fue descubierta.
Dirigido por científicos del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, el equipo descubrió los restos de la mujer en las ruinas de Teotihuacan, una antigua civilización prehispánica que existió entre los siglos I y VIII d.C., ubicada a 50 kilómetros (30 millas) al norte de Ciudad de México, y desapareció misteriosamente.
Los arqueólogos llamaron a la mujer encontrada en Teotihuacan “La mujer de Tlailotlacan” según el lugar donde fue descubierta. Además de su cráneo intencionalmente alargado, también tenía dos dientes frontales superiores incrustados con piedras de pirita, un mineral que a primera vista parece oro.
También se descubrió la presencia de un diente inferior falso hecho de serpentina, que es una característica distintiva. Según el equipo, esto es evidencia de que ella era una extranjera en la antigua ciudad.
Los investigadores no han proporcionado ninguna información sobre las técnicas utilizadas para realizar estas modificaciones corporales hace 1.600 años, ni han explicado las razones por las que eran frecuentes en ese momento.
De acuerdo con prácticas similares en otras culturas, como los mayas, es probable que la deformación craneal artificial se realizara durante la infancia mediante el uso de ataduras para darle la forma deseada al cráneo, posiblemente como una forma de indicar el estatus social.
En 2009, investigadores mexicanos descubrieron restos de nativos americanos de hace 2500 años con gemas incrustadas en sus dientes, pero todavía hay poca información disponible sobre el significado o el propósito de la práctica.
El equipo que realizó el estudio de 2009 sugirió que las técnicas dentales avanzadas hicieron posible estas modificaciones, pero probablemente se realizaron únicamente con fines ornamentales y no significaban estatus social.
Según National Geographic, uno de los miembros del equipo, José Concepción Jiménez del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, sugirió que es posible que se haya usado algún tipo de anestesia a base de hierbas antes de perforar para reducir cualquier dolor potencial.
Los hallazgos del equipo mexicano aún no se han publicado en una revista revisada por pares, por lo que sus afirmaciones deben considerarse preliminares hasta que se publique oficialmente su informe. Sin embargo, su descubrimiento de la Mujer de Tlailotlacan se suma a un creciente cuerpo de evidencia que muestra las formas fascinantes y, a menudo, misteriosas en que las civilizaciones antiguas modificaron sus cuerpos.
Este año ha sido testigo de una serie de fascinantes descubrimientos arqueológicos, incluidos los restos de ‘hobbit’ de 700.000 años de antigüedad encontrados en Indonesia por investigadores de Australia. Además, la semana pasada, un equipo de investigación chino anunció el descubrimiento de un hueso del cráneo que se cree que pertenece a Buda dentro de un santuario de 1000 años de antigüedad en Nanjing.
En todo el mundo, los arqueólogos continúan descubriendo nuevos conocimientos sobre la vida de los pueblos antiguos, y será emocionante ver lo que descubrirán a continuación.
